Annya gemía mientras él movía sus caderas, sin mirarla, y el hombre comenzó a empujar su coño. "Dios, no te detengas", Annya gimió al ver que la esperma se le escapaba por el culo. El hombre tenía la misma lujuria que Annya cuando se desabrochó los vaqueros y sacó su polla gruesa y dura. Annya disfrutó del caliente y pegajoso lío de semen que le llenaba el culo. "¿Te correrías por mí?", le preguntó mientras continuaba cogiendo con ella. La mujer gimió, cerrando los ojos mientras Annya se imaginaba la corrida inundando su trasero. "Si quieres", le respondió Annya, sin mirarlo. El hombre la agarró por las caderas y se metió más profundamente en su agujero, inclinándose hacia delante mientras la llenaba con su semen. Luego gimió con un gruñido de "ven aquí" mientras se retiraba. Ella lo miró con una mueca de dolor cuando Annya comenzó a cojear y se volvió para caminar por la calle. Él se había corrido en su trasero, el hombre que ella había conocido en su ciudad natal, pero él quería más. "Ya oíste a la mujer", el hombre se rió, sacando su polla del culo de ella y metiéndosela de nuevo en los pantalones mientras se alejaba. Luego desapareció por la puerta de una pequeña tienda de comestibles que daba a la plaza del pueblo. Annya lo escuchó unos minutos después, cerrando la puerta y volviendo a ella...